Una de las mejores películas en realizar un retrato de lo absolutamente horrible y desalmada que es la guerra. Yo sé, qué novedad, la guerra es mala, pero aquí realmente te llevan por dos horas y media por un absoluto infierno con imágenes, sonidos y sentimientos que no son nada menos que una absoluta pesadilla.

Por lo mismo la película sí puede llegar a sentirse un poco repetitiva en ocasiones, pero realmente es impecable lo que logra esta película. La fotografía y movimiento de cámara realmente logran un matrimonio prácticamente perfecto con la música y efectos de sonido para crear una atmósfera brutal, que una vez añadiendo la absolutamente increíble dirección de Edward Berger nos da algunas de las actuaciones más naturales y potentes que hemos visto en un drama bélico en muchísimo tiempo.

La definición de una película que admiro y amé muchísimo, pero no me provoca deseo de volverla a ver muy seguido.